Migrantes como fuerza de recuperación ante la crisis económica

La migración es un fenómeno social que se presenta cuando los individuos dejan sus comunidades de origen para establecerse en otras, la causa de este movimiento suele ser la escasez de desarrollo y bienestar en sus comunidades originales y la esperanza de poder encontrar tales condiciones la comunidad de destino. Los migrantes poseen principalmente dos objetivos: i) mejorar su situación personal; ii) contribuir con mejorar la situación familiar. El trabajo es en consecuencia el elemento fundamental para alcanzar ambos objetivos, ya que es a través de éste que se genera un impacto económico positivo en ambas comunidades, la de origen y destino, por la movilización de la economía de forma directa (aparato productivo) e indirecta (remesas).

Los desafíos asociados al proceso migratorio confieren a estos grupos una especial vulnerabilidad y ello suele quedar más duramente expuesto en épocas de crisis, en la data recogida entre el 2007 y 2011 se evidenció que la tasa de desempleo de los migrantes se multiplicó por tres durante ese período de recesión, superando considerablemente la tasa de desempleo de los españoles (32,8% vs 19,6%)1. En la actualidad, la inclusión en el mercado laboral, la necesidad de proporcionar servicios integrales que mejoren la acogida, la simplificación de los trámites administrativos para obtener los permisos de trabajo, siguen siendo tareas que se acumulan en la lista de pendientes del Estado español desde hace algunos años.

La petición de los diversos Organismos y grupos de apoyo y protección de los migrantes ha sido simple: medidas concretas para afrontar sus necesidades especificas de integración, particularmente en lo que se refiere al acceso al mercado laboral y a la formación profesional, así como a las condiciones que los ponen en riesgo de pobreza

1 Datos de la Organización Internacional de Migraciones (OIM) y exclusión social2. El reclamo pareció encontrar respuesta en enero de 2020, las declaraciones del nuevo ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones que daban luz sobre una política de apertura migratoria en España, justificada entre otras razones, por la necesidad de garantizar la viabilidad de las jubilaciones y la baja natalidad, aún así se mantiene a nivel administrativo todo tipo de dificultades para poder lograr la regularización de estas personas a través del correspondiente permiso de residencia y trabajo.

Ahora bien, estos antecedentes encuentran ahora una variable diabólica, y es una crisis cuyas proporciones aún no somos capaces de estimar, una crisis generada por una enfermedad contagiosa, que ha puesto al descubierto la fragilidad de nuestros sistemas económicos pues la ausencia de políticas contingentes ante situaciones de fuerza mayor la improvisación es la regla. Así, la caída de la bolsa y las perturbaciones al sistema productivo pronostican la disminución de las rentas de millones de personas en todo el mundo con la consecuencial insolvencia, impagos e incremento en las tasas de desempleo.

Frente estas circunstancia, urge la concientización sobre la naturaleza de la crisis y la forma de atravesarla, partir del hecho de que esta crisis no está originada por la ausencia de potencial productivo, entender que el aparato productivo se ha paralizado por una causa de fuerza mayor, no se ha roto y no debería romperse pese al freno imprevisto que hemos tenido que poner. Por lo cual, en el plan de recuperación a implementar debe adaptarse y mejorarse las medidas empleadas en otros momentos de coyuntura económica, todo cuanto se realice en orden a apoyar el empleo y facilitar las transiciones al mercado laboral, debe tener en cuenta el porcentaje de migrantes en edad laboral que, en ningún caso compite con el nacional, y cuyo trabajo tiene la potencialidad de impactar simultáneamente varios estados a la

2 Informe de País de PICUM 2016 PLATAFORM FOR INTERNATIONAL COOPERATION O UNDOCUMENTED MIGRANTS vez, pues para ellos la premisa de “enviar dinero a casa” se ha convertido en algo más que una necesidad, es definitorio para la sobrevivencia de sus familias.

Los países en vías de desarrollo reciben más apoyo financiero a través de estas remesas que por medio de cualquier política exterior de los países desarrollados, de hecho, en los casos de desastres naturales la ayuda recibida por esta vía supera significativamente a la aportada oficialmente por los fondos de desarrollo de los gobiernos extranjeros o por las Naciones Unidas. En cifras, el Banco Mundial registra que los flujos recibidos por los países de ingreso bajo y medio ascendieron a 529.000 millones de dólares el año pasado, superando con creces el monto de la inversión extranjera directa: 344.000 millones en el mismo período. Estos datos han llevado al Banco Mundial a concluir que: “Las remesas presentan un crecimiento sostenido desde 2013, y se explica por la recuperación de la economía de Estados Unidos, que se reflejó en el empleo de los trabajadores migrantes, aumentando la remuneración media y con ello la masa salarial”.

En el caso concreto de España, la emisión es considerablemente mayor que la recepción, ya en el año 2017 los números recogidos daban muestras de esta condición, en este año se contabilizó el envío de 17.874 millones de dólares frente a los 10.692 millones de dólares que recibió por el mismo concepto, sin embargo, es fundamental destacar que el dinero enviado a casa por extranjeros no supera el 15% de sus ganancias, de modo que el país anfitrión circula en su economía el 85% restante, lo cual demuestra la certeza en la afirmación del Vicieministro en Movilidad Humana del Ecuador “las remesas están en el corazón de la interconexión entre la migración y el desarrollo”

Bajo esta óptica, es clave que los Estados se posicionen de una manera radicalmente distinta a las experiencias del pasado, protejan al trabajador extranjero y promuevan su inclusión laboral como elemento clave del plan de recuperación de la economía mundial, tal y como sucedía a principios del siglo XX con las invasiones migratorias que se dirigieron a Estados Unidos, Argentina, Australia y Brasil o las migraciones masivas de postguerra, que claramente influyeron positivamente en esos Estados repercutiendo en expansión económica, reconstrucción y prosperidad.

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